Publicado en Café & Negocios
Hoy ni se discute que crear un entorno favorable para que las personas puedan desarrollarse se vuelve crítico para el éxito financiero de la organización. Desarrollarse significa que los empleados se vayan convirtiendo “más en personas” que lo que lo eran cuando ingresaron. ¿Qué significa ser más persona? A riesgo de simplificar en demasía, argumentaremos que es equivalente a ser más capaz de resolver problemas.
En la empresa moderna, es imprescindible que los empleados encuentren un ambiente que les facilite desarrollar su capacidad de resolver.¿Qué sucede si una empresa no crea ese ambiente? Varias cosas: pagará salarios más altos que la media, se convertirá en un lugar de paso, acumulará gente frustrada, o desmejorará la calidad de vida del empresario.
Si los empleados perciben que en la empresa no se desarrollan, verán el lugar de trabajo como un mal necesario, un lugar que solo sirve para “ganarse la vida”. En este caso, solo se quedarán en la empresa si no tienen empleos alternativos. En la medida que el trabajo no sea muy atractivo, valdrá la pena quedarse si esa falta de atractividad se compensa con un dinero extra.
Cuando los empleados no tengan la posibilidad de obtener ese plus de retribución, terminarán abandonando la empresa. Se irán a otros puestos en los cuales el trabajo sea más atractivo, ganando lo mismo o incluso menos; o se irán a otros puestos igualmente poco atractivos, pero con la ventaja de un salario mayor. Entonces la empresa se estará convirtiendo en “un lugar de paso”. A menos que se trate de uno de los escasos negocios en que una alta rotación de personal es deseable, este fenómeno terminará reduciendo los beneficios, ya sea por mayores costos de aprendizaje o por no alcanzar los ratios de eficiencia que sólo los empleados expertos pueden alcanzar.
Es posible que la situación del sector sea tal que los empleados no logren encontrar trabajos con mayor salario o con igual salario y más atractividad. En este caso podría llegar a parecer que no hay costos para la empresa; pero allí están. Pensemos en personas que perciben su puesto de trabajo como un lugar poco atractivo, que no brinda posibilidades de desarrollo pero que no encuentran posibilidades de cambio. Esto puede deberse a que todos los otros puestos a los que pueden acceder son igual o menos atractivos, a la vez que no están en condiciones personales de exigir un mayor salario debido a que no cuentan con oportunidades alternativas que sí se los paguen. Los trabajadores que se encuentren en esta situación terminarán convirtiéndose en personas frustradas, molestas consigo mismo y con la empresa, el típico personal que caracteriza a una empresa “aletargada”, sin vida, con poca capacidad de reacción.
Los costos en este último caso son menos obvios pero son igual de reales. Si la empresa intenta competir en servicios de alto valor agregado, la cuenta de resultados terminará pasando la factura por el lado de menos negocios. El empresario conciente de esta realidad puede llegar a suplir con más esfuerzo y dedicación personal lo que no hacen los empleados. Pero esto es nuevamente costo, como mínimo en calidad de vida.
La moraleja es simple, si usted como empresario no hace nada por generar las condiciones para que sus empleados sean “algo más” que simples piezas de un sistema mecánico, terminará pagando un precio. Por último, no se excuse en aquello de que “hay personas a las cuales nada las motiva”. Es posible que éstas existan, pero entonces cabría preguntarse por qué será que algunas organizaciones consiguen atraer cantidades desproporcionadamente altas de estas personas…
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