Decisiones con costo

Publicado en Café & Negocios


¿Existe el costo? Dado un producto, ¿hay un costo, y uno solo, asociado a él? ¿Es posible que el mismo servicio tenga dos costos diferentes en dos circunstancias distintas? ¿Tienen algún valor los costos ya incurridos o, por el contrario, son totalmente irrelevantes de cara a tomar una decisión? Veamos un ejemplo.

Suponga que usted está dudando acerca de qué hacer el próximo fin de semana. Un grupo de amigos le ha sugerido asistir a un concierto en Buenos Aires. El programa le hace mucha ilusión pero hay dos realidades que lo llevan a dudar. En primer lugar, unos compañeros de trabajo lo han invitado a acompañarlos a Punta del Este, donde los pronósticos meteorológicos auguran un clima ideal. Por otro lado, últimamente ha incurrido en muchos gastos y su bolsillo no se encuentra en su día más glorioso. Dado que ambos programas lo satisfacen por igual, ha tomado la sabia decisión de optar por un criterio económico, eligiendo la opción más “barata”. Aquí comienza el problema, ¿cuál es la más barata?

Un pasaje a Buenos Aires le cuesta U$S 180 dólares. El alojamiento no tendría costo pues puede quedarse en lo de un amigo, mientras que la entrada al concierto, que tiene un precio de U$S 50, usted la ha comprado a un precio bonificado treinta días atrás por apenas U$S 35. Los gastos de comida y transporte no son significativos. El plan en Punta del Este implica U$S 70 para el hotel, U$S 20 para el traslado y U$S 100 para la cena y show en el Conrad. ¿Cuál de los planes es más barato? El plan Buenos Aires tiene un sacrificio económico de 180 + 0 por la entrada, pues la misma ya fue comprada y no hay posibilidad de reventa a menos que le haga llegar la misma a su amigo, lo cual es inviable si usted no va. El plan Punta del Este consume 70 + 20 + 100, lo que suma U$S 190. Si la decisión va a ser por dinero, el primer plan es 10 dólares más barato, la entrada no ha de considerase pues el gasto ya está hecho y de ir o no al concierto no se desprende ningún ahorro o gasto asociado a la decisión. El costo relevante de cada decisión es 180 y 190 respectivamente. Sin embargo, si un compañero de trabajo le preguntase cuánto “sale” ir al concierto, usted dirá que U$S 230 (180 + 50) –asumiendo que el alojamiento también se mantiene gratis–. Esto es así pues el costo total de ir exige pagar pasaje y entrada y la opción de entrada bonificada ya no existe. En este caso, el costo relevante para “él” sería 230. Suponga que recibe un aviso que le dice que hay lleno total en el concierto y que existiría la posibilidad de vender su entrada en Montevideo a un costo de U$S 65: el costo relevante del plan Buenos Aires se convierte en 180 + 65, pues estos últimos, de asistir al concierto, son un costo de oportunidad de esa alternativa.

El plan más barato termina dependiendo de las circunstancias, que a su vez  dependen del decisor, del momento e incluso de actos de terceros. La única verdad es que el costo relevante es el sacrificio económico asociado a cada decisión particular. Como dice el refrán, por saber mucho de costos nadie se hace rico, por saber demasiado poco casi cualquiera se arruina.

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