Publicado en Revista Hacer Empresa
Días atrás, mientras en una rueda de café se comentaba el sorprendente celo con el que las autoridades argentinas están defendiendo la pureza de las aguas de nuestro querido río Uruguay, se me presentó la oportunidad de comprender algo que hasta ese momento había permanecido oculto a mi intelecto. Todo comenzó cuando uno de los contertulios, que hasta el momento se había mantenido algo al margen de la conversación, comentó que en realidad lo de Botnia está inflado, no tiene tanta importancia para la economía como se viene diciendo. No faltó quien le dijera que estaba equivocado, que en realidad pronto ocuparía a 2000 personas y que en el momento pico de la construcción la cifra de puestos de trabajo rondaría los 5000. La respuesta, puede ser, pero después de la construcción son muchos menos puestos, es sólo trabajo por un tiempo. No es para tanto. Y es verdad, no va a haber 5000 personas trabajando continuamente. Pero también es verdad que eso es lo de menos …, importa muy poco si son 20, 200 o 2000. Lo que es verdaderamente importante es algo, que para mi sorpresa, hay demasiados que no entienden. Cuando se habla de la importancia de recibir inversión extranjera directa en realidad se está hablando de mucho más que simplemente los puestos de trabajo directo que se crean. Se está hablando de la economía echada a rodar, con sus mil y una consecuencias que en algunos lugares del globo se las aprovecha para bien y en otros para bastante menos que eso.
Una de las consecuencias de una inversión del estilo de la de Botnia es el ingreso de divisas, cerca de 1000 millones de dólares según la prensa. Estos millones de billetes verdes volcados en una plaza muy pequeña como la uruguaya seguramente presionarán al alza nuestra moneda y harán más leve la carga de los deudores en moneda extranjera – no se extrañe lector si encuentra que los piqueteros del Palacio pronto enarbolan banderas con la consigna Botnia SI; claro que los que bregan por un peso envilecido no estarán en la manifestación. Un segundo efecto es que la demanda de Botnia por técnicos y obreros calificados, una vez ocupados los que con estas calificaciones están desocupados, favorecerá la posición negociadora de la mano de obra que logrará salarios mayores que los actuales – lo que ya está pasando. Pero esto es un problema para las empresas instaladas que hoy ocupan a ese personal, pues deberán desarrollar estrategias para retener a su personal, léase mayores salarios, mejores condiciones laborales o lo que se les ocurra que resulte apetitoso a ese conjunto de personas. Por otra parte, esta suba de salarios genera a su vez mayor consumo, lo que puede ser bueno para el gobierno pues se traduce en mayor recaudación por impuestos directos y casi seguro más puestos de trabajo en otros sectores (supermercados, almacenes, transporte, canillitas, lustra botas, etc.). Pero a su vez, dada la tendencia nacional en el sector privado a no aumentar capacidad instalada, presionará al alza la inflación, afectando así en alguna medida las pautas macroeconómicas, lo que quizás no sea tan bueno para el gobierno si a su vez no lleva a la práctica otro tipo de medidas.
Aún más, si antes comentamos que la mayor entrada de divisas abarataba el dólar y la mayor demanda de mano de obra encarecía la mano de obra, seguramente haya aún más incentivos para los empresarios a invertir en tecnología barata (en términos relativos) para sustituir mano de obra cara (también en términos relativos)… lo que puede traer más desocupación … pero seguramente, ante salarios mayores, más personas se volcarán a capacitarse e incrementarán la oferta de mano de obra, lo que en parte balanceará la presión alcista de los salarios … a su vez habrá más demanda por formación técnica… lo cual, en la medida que actúe el sector privado, probablemente generará más demanda por puestos de trabajo docentes … lo que significará desplazamiento de personal de puestos de trabajo operativos hacia puestos de trabajo de cuello blanco, como por ejemplo, nuevas oportunidades en el sector de consultoras que se dedican a entrenar a nuevos operarios.
Y no olvidemos que para que Botnia funcione alguien deberá invertir en infraestructura (carreteras, puertos, puentes, líneas eléctricas, etc.). Ese alguien muchas veces será el Estado. Y una vez que esa infraestructura está instalada se vuelve más atractivo para otras empresas instalarse, pues en vez de encontrarse con un páramo se encuentran con un entorno favorable. ¿Habría ENCE tomado la decisión de construir si no lo hubiera hecho antes Botnia? Es necesario que los pioneros (Botnia entre ellos) estén dispuestos a apostar. Es cierto que esto se debe a que se trata de empresas clase mundial que tiene las capacidades para hacerlo. Pero no es menos cierto que luego, otras empresas que no son clase mundial y no pueden hacer el esfuerzo de tiempo, inversión y lobby que está al alcance de una clase mundial sí pueden aprovecharse de lo ya hecho. Y todo esto seguramente significa más empleo, presión al alza en los salarios, quizás más dólar barato, más sustitución de mano de obra por tecnología, mejor calidad de empleo … y cada vez parecerse más a los países ricos en lugar de parecerse cada vez más a los países pobres.
Algo más todavía. Habrá más gente trabajando, apurándose a capacitarse y tratando de “agarrar” alguna de las oportunidades laborales; más gente tratando de poner un comercio, dedicando tiempo y esfuerzo a negociar precios, mejorar las vidrieras, conseguir mejores proveedores y a ampliar su local … más gente constatando que, en ocasiones, el esfuerzo paga. Por otra parte habrá menos gente discutiendo anacronismos sesentistas, asistiendo a manifestaciones repetidas, o presionando por leyes de supuesta protección al trabajo. Y esto hará que haya más personas preocupadas por crecer y salir adelante y menos preocupadas por discutir y emparejar hacia abajo. Podría seguir con más relaciones causa – consecuencia, la mayoría de ellas en condicional, pues como se ve, a cada acción ha de seguir una reacción y en ningún lugar está escrito que estas estén pre determinadas. Si los párrafos anteriores han causado confusión no me arrepiento. En realidad es lo que buscaba, pues la economía en funcionamiento es compleja y no tenerlo presente nos puede llevar a conclusiones muy equivocadas.
Yo no entendía que había tanta gente en la Suiza de América que tenía tan poca idea de lo que significa la dinámica económica. Ahora lo entiendo. Por eso lo del título. No se trata de que la inversión extranjera directa sea importante gracias a que ese dinero se reparte entre los uruguayos y punto. Es importante debido a que estas inversiones son de gran ayuda -en este tipo de país- para echar a rodar la economía. Los primeros guijarros ya han comenzado a rodar, ¿en qué se convertirán? Esto ya no es cuestión de extranjeros. Es cosa de uruguayos, y nada dice que no nos podamos volver a equivocar.
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